WELCOME, WILLKOMMEN, KALOSÓRISMA, BIENVENUTO, BIENVENUE, BEM- VINDO, YOUKOSO... BIENVENIDOS...

... A mi mundo, a mi espacio, a mi libertad.... A mis puteadas, a mis enojos, a mis caprichos, a mis verguenzas, a mi mal humor, a mis quedadas mal...
A mi risa, a mi vida... cotidiana.. ya vivida, olvidada y recordada,
a TODO lo que me rodea...
A vos, al mundo... hecho por hombres de carne y hueso, sentimientos y deseos... de placer, necesidades... de odio... sexo, anhelos y amor.

Entrá y leé!...

jueves, 30 de diciembre de 2010

HAY UN LUGAR

Cuando te sentís caer, los sentimientos te invaden y queres huir

Cuando pensas que nada tiene sentido y a pesar de eso, seguís por inercia todo por costumbre

Cuando hablas sin razón, no tenes filtro ni coherencia en tu cabeza

Cuando vas sin rumbo, sin camino que seguir, sin controlar tus pasos hacia ningún lugar

Cuando miras y no entendes lo que estas percibiendo, no ves nada mas que sombras y ni siquiera reconoces siluetas y evitas verte.

Cuando no conoces a nadie, todos te parecen extraños que queres evadir, en nadie confias, a nadie abrazas ni besas

Cuando no sabes dónde estás ni quién sos, siempre hay un lugar donde reposar.

viernes, 24 de diciembre de 2010

AMAR MI LOCURA

Y te volves a ir, te volves a escapar de vos misma sin saber como enfrentarte y vencerte.

Miedos, sustos, basuras y mierdas.

Ganas, alegría, bienestar, necesidad.

Nada te conforma, siempre algo falta. Para vos las personas están incompletas, llenas de virtudes así como también de falencias que pensas no tener, pero que sin embargo están.

Sos una más del montón.

Lo especial que tenes, que ves, que sentís es tuyo y de nadie más. Todavía no volviste a compartir tu locura. No volviste a compartir nada, por más de que hayas pensado que sí.

¿Hace cuánto no amas? ¿Cuánto tiempo pasó desde la última vez que sentiste amor?

Si hablamos de tiempo sos la primera en decir que todo llega, pero no sabes esperar. La ansiedad te devora y te causa una muerta lenta, a veces saca lo peor de vos, otras veces te ayuda, pero solo por días.

Nada dura en tu vida, nada es más estable y duradero que tu locura, esa insana costumbre de vivir que tenes y alimentarte de deseos utópicos que van más allá de la realidad.

Intentas reiteradas veces cambiar lo que no te gusta, esas relaciones humanas que cuestan pero que a vos, puntualmente, te afectan, te lastiman sin quererlo y sin saberlo. Pero solo lo intentas. Cuando vayas más allá del intento, lo vas a lograr... Mierda.

Por mas de que te escapes y pienses que huyendo solucionas esa confusión y discordia entre tu yo sensible y tu yo hijo de puta, esas actitudes que te marcan la diferencia, esa cabeza… no. Lamento decirte que no. Nada se soluciona huyendo y mucho menos ignorándolo. Te conozco. Tarde o temprano encontras la respuesta. Sos capaz de solucionarlo sola... acertijos e incógnitas te representan. Todo pasa por algo.

Sos admirable igual. ¿Cómo haces para enamorarlos y no sentir nada? varios fueron cayendo. Y lo seguirán haciendo. No sentís nada por ellos, nada más que un hermoso sentimiento que difiere de sus sentimientos. Sabes diferenciar las cosas. Cuando no va, no va y listo. No das vueltas y eso me gusta. Pero la gente no lo entiende. Tienen diferentes códigos. Son distintos a vos y vos no te pareces a ninguna. Se complica. Y así estás.

A pesar de todo, seguís. En cada relación intentás quererlos, tal vez enamorarte. Lográs compartir lo mínimo de lo que tenes y sos. Y te asustas. ¿Tan frágil podes ser? ¿Tan lastimada estás?

Jamás te olvidaste de volar. Con lágrimas o sonrisas. Sola o acompañada. Volas y no te importa nada más que eso. Volas con los sentires más dolorosos, más felices. Volas y te llevas gente con vos, para que te acompañe un momento nomás, lo que sea necesario… horas, días, meses, años, lo que de. Y queres que no te importe, te enojas y puteas. Te obligas a que nada te afecte, cuando en realidad, eso que tenés adentro, comenzó a latir.

Seguís sin pedir nada, incondicional. Sin reclamar ni plantear lo que te molesta. Sin decir nada por fuera, mientras que por dentro tenes las mil y un preguntas, te cuestionas a vos por acciones de otros y no entendes que pasa. ¿Por qué?. Y así empiezan todos tus cuestionarios. Por qué... maldito por qué.

Uno está como quiere estar. Con ausencias y presencias.

Yo estoy así.

martes, 14 de diciembre de 2010

ECLIPSE MENTAL

Otra vez vuelvo a caer en no saber nada

No sé que se puede ver, sentir, decir, pensar, demostrar, tocar, escuchar…

Estas ahí, mirándome de lejos todavía

Siento que no te animas a tomarme por completo y enfrentarte conmigo para lograr algo bueno… algo mejor.

Cauteloso, precavido, inteligente, interesante… tus pasos son seguros, no dejas huellas aunque caminas… a veces conmigo, otras veces te pierdo.

Me pierdo.

Intento encontrarte sin buscarte…. Pero cuando te busco me encuentro en tu boca, en tus ojos, en tus brazos… enredada… atada… contenida… recibiendo algo que se siente diferente, algo que no sé que es y sin embargo asusta. Me gusta.

No sé que puedo ver, sentir, decir, pensar, demostrar, tocar, escuchar…

Estoy acá, mirándote… y sin estar lejos quiero acercarme más.

Yo me animo a tomarte por completo y enfrentarte para lograr algo bueno… algo mejor.

Cuidadosa, sincera, loca y tal vez miedosa… mis pasos son pasos, las huellas soy yo. Generalmente en vez de caminar, vuelo… Me pierdo.

Y elijo encontrarme en tu boca, en tus ojos, en tus brazos… enredame, atame, conteneme… dame eso que se siente diferente, que no sé que es, que me asusta y me gusta.

No te vayas.

viernes, 10 de diciembre de 2010

INFIDELIDAD MENTAL

Hace mucho que no nos veíamos todas juntas. A veces cuesta un poco por las diferentes vidas que llevamos y por lo distintas que resultamos ser cada una de nosotras, pero ahí estábamos, reunidas una vez más. Cuando llegué noté que Lucía tenía los ojos raros, rojos… chiquitos. Me dijo que era porque le picaban sin razón alguna. En el fondo presentí que había llorado. Me preguntó que iba a hacer después de la cena. Dije que nada, no tenía planes a decir verdad. La respuesta le pareció genial: haríamos guardia a la casa de La Desubicada.

La Desubicada es la ex novia de su novio actual. Todas sospechamos, por determinadas actitudes, que hay ciertos grados de infidelidad, además de altos grados de locura producidas por un amor utópico, padecido por todas, en algún momento de nuestras vidas.

No sabemos como reaccionar ante algunas situaciones. Mas allá de lo que podamos opinar por experiencias pasadas, Lucía es nuestra amiga y a veces resulta difícil decirle las cosas. No porque no sepamos cómo, sino por lo que podemos llegar a causar en ella. No es fácil. Perseveramos.

Terminamos de cenar y acompañé a Lucía a buscar el auto al estacionamiento mientras las demás buscaban en Internet la dirección exacta de la desubicada, mediante el número de teléfono fijo. Lloviznaba con un calor insoportable. Noche de trampa. Y todas sospechábamos que él estaba con ella, en su casa.

Volvimos a buscarlas. Todavía no habían bajado. Lucía estaba nerviosa, ansiosa, expectante. Yo, nada. Conteniéndola desde mi silencio y a veces escasas palabras de apoyo. Pame, Agus, Dany y Cami iban atrás. Yo de copiloto. Lucía (peligrosamente) al volante.

En el trayecto al lugar nos imaginamos ciento de historias posibles y miles de situaciones y reacciones que tendría que tener Lu al verlos juntos cuando se abra la puerta. Creo que en ese momento todas nos pusimos en el lugar de ella, imaginándonos que nuestros supuestos/imaginarios novios eran el novio de Lu. La diversidad de actitudes y reacciones que se dijeron en ese auto fue increíble. Éramos solo 5 personas las que opinábamos y parecíamos 20. Cami todavía no dice nada al respecto, es la hermanita de Pame, pero con 13 años y con nosotras de amigas, aprende mucho.

Agus cada dos oraciones decía: “lo mato, yo lo mato”. Lucia afirmaba que si los veía juntos les pasaba con el auto por encima. En cambio Dany, Pame y yo tratábamos de mantener la cordura dentro de lo posible, por más de que a veces se nos escapaba un comentario suicida. Cami comía Mentoplus.

En los primero 40 minutos que estuvimos haciendo guardia frente al edificio de la desubicada, Lucía le mandó dos mensajes de texto que él, claramente no respondió. Y nuestra bronca aumentaba. Logramos visualizar el departamento, dedujimos que por ser 2do “A” tenía vista a la calle. Clavamos nuestros ojos en el objetivo. Estaba la luz prendida pero no había movimiento. En el cuarto de al lado, la luz apagada.

Cada mujer que pasaba Lucía pensaba que era la desubicada. Sabiendo que es rubia y de ojos claros, cada vez que veía a alguien se le paraba el corazón. Logramos calmarla, o por lo menos intentamos.

Se hicieron las 12 de la noche y llamamos a Betty, mama de Pame y Cami. Era el cumpleaños. Descontracturamos la situación con el llamado. Después volvimos a convertirnos en fieras cornudas masticando chicle y fumando cigarrillos. Cami seguía con sus Mentoplus.

La cuadra estaba totalmente desolada. No pasaba nadie. Había un perro que creíamos, estaba de nuestro lado. Iba del auto a la esquina ida y vuelta sin parar. El único movimiento sucedía en ese edificio. Entró una mujer (que también confundimos con la desubicada) y salieron tres hombres. Gays.

Se prendió la tele. Sólo dani y Pame podían ver el reflejo de la tele por la ubicación del auto. Hacían zapping. Agus veía un espejo. Lucía y yo, nada. Teníamos un árbol adelante que no ayudaba con la misión. Cami, atenta al perro y a los ruidos que se escuchaban dentro del auto.

Cada movimiento que lográbamos captar en esa casa eran signos de infidelidad. Claramente hacían zapping después de tener sexo. Y Agustina seguía con el sentimiento de querer matarlo. Trabamos las puertas, no creíamos que fuera capaz de bajar y tocarle el timbre, pero por las dudas, mejor prevenir que curar.

Lucía mandó un tercer mensaje. Tampoco recibió respuesta. Seguíamos con la vista fija en el objetivo. Hacia calor y con Agus ya habíamos fumado tres cigarrillos.

La hora pasaba y no teníamos señales de él ni de nadie. La calle estaba vacía. El perro seguía ahí con nosotras y todas mirando la nada. Mi chicle ya no tenía gusto, pero no encontraba otros en mi cartera. Y ya no había caramelos.

Empezamos a pensar ideas para sacarlos de la casa. Estábamos dispuestas a hacernos pasar por cualquier persona para sacarlos de ahí y agarrarlos in fragantti. Desde un simple delivery de pizzas hasta una vecina que llama por un olor a quemado o amenaza de bomba. No sabíamos que hacer y Lucía aflojaba lentamente volviendo a caer en la situación en la que está.

Pasó una hora y queríamos acción. Sugerimos a coro que lo llame. Lucía decía que no, hasta que accedió. Llamó y saltó el contestador. El celular estaba apagado. Nuestra ira en ese momento creció inmensamente y ahora sí, todas queríamos pasarle con el auto por encima o tirar una molotov al balcón de la desubicada. Llamó tres veces y tres veces saltó el contestador. Tres veces puteamos.

Adelantamos el auto para ver si podíamos observar algo más que el reflejo de la tele. En el comedor había una araña hermosa, pero obviamente no era relevante. Ya eran las 0.50, o abortábamos la misión o pasábamos la noche ahí. Para ayudar un poco a la decisión le dije a Lucía que llame a su casa, tal vez él ya había llegado y la estaba esperando (con una coartada creíble). Llamó y atendió. Estaba ahí, en la casa de Lu. Esperándola, víctima de el mismo y de la nada, tal y como habíamos pensado.

¿Y la desubicada? ¿No había ido a su casa a tener sexo y hacer zapping? ¿Que hizo en todo este tiempo mientras nosotras estábamos ahí imaginando situaciones? No sabemos. Pero el siempre tiene una respuesta para todo. Asíque no sería raro que esta vez también cuente con una historia interesante, irrefutable y obligatoriamente creíble.

Nos fuimos. Todavía teníamos bronca, por más de que se encuentre en su casa, esperándola, sabemos solamente por el echo de ser mujeres, que algo pasa. Nos sentimos raras. Pelotudas. Por un lado queríamos agarrarlo, sentarlo en un banquillo bajo una luz intermitente y aplicarle el suero de la verdad para vengarnos tranquilas de todos los que alguna vez nos mintieron y nos cagaron. Pero por el otro lado no, Lucía no lo hubiese soportado. Nosotras mismas no hubiésemos soportado verla mal.

Y ahí estábamos. Volviendo de una guardia en vano. Todavía lloviznaba y hacia calor. Juntas, en las buenas y en las malas, como hubiésemos estado en el caso de haberle pasado con el auto por encima.