Me gusta sentirte a mi lado,
como antes lo hacía.
Me gusta tenerte a mi izquierda,
cuando nada existe.
Me gusta que te duermas
y que no hables por horas,
y que cuando lo hagas
lo único que salga de tu boca
sean palabras de dolor,
que buscan ser calmadas
en algún lugar de nuestro espacio.
Me gusta que te animes
a confiar en mí
aunque sea por un segundo
y que el mundo se pare
y nada más gire.
Me gusta sentirme a tu lado
entre tanta gente nueva.